La relación entre el terapeuta y el paciente no se parece a otros tipos de relaciones sociales o profesionales, por lo que se hace necesario establecer ciertos límites puntuales que deben ser respetados por el psicoterapeuta y quienes reciben su asesoría profesional.

También se deben establecer normas generales sobre las condiciones que debe haber en una sesión terapéutica exitosa. Como esta es una de las dudas más razonables de todo paciente, se trata de límites que deben quedar claros desde la primera sesión.

El propósito de estos límites es generar un escenario idóneo para que haya un avance en la comunicación profesional-paciente, basado en la apertura emocional sin que haya confusiones en el tipo de relación que debe prevalecer en cada terapia.

Límites de la terapia

A menos que haya un propósito claro en la terapia, todas las sesiones deben ser realizadas en un solo espacio, generalmente el consultorio del profesional, que debe contar con un ambiente claro, limpio, acorde con la tranquilidad y confianza que debe experimentar cada paciente.

Las terapias deben ser puntuales, en medio de un ambiente de comunicación, cordialidad y respeto. De esta forma, el paciente tendrá claro cuál es su rol, el del profesional que lo asiste y se mantendrá enfocado en la razón inicial de la sesión.

Cuando se presentan encuentros fuera del ambiente acordado, como en un restaurante donde ambos coinciden, es cuando se hace necesario que los límites de la terapia están marcados.

Límites del paciente

Aunque puede darse el caso de formarse una relación social entre paciente y terapeuta, esta debe darse una vez finalice el abordaje psicoterapéutico. Durante las sesiones, no es recomendable que ambas partes mantengan una vida social, de ningún tipo, debido a que esto obstaculiza el proceso terapéutico.

Lo ideal es que el paciente abra una ventana hacia sus emociones, así el terapeuta podrá reconocer las debilidades y trazar estrategias para generar fortalezas. Sin embargo, la apertura emocional no debe darse en un ecosistema de “camaradería”, en contextos informales fuera de los límites establecidos.

Otra de las confusiones de los pacientes es cuando desean mostrar su agradecimiento con regalos inapropiados al terapeuta, esto solo debe ser permitido cuando un obsequio tiene algún valor simbólico y que sea considerado como relevante por parte del especialista. En caso contrario, es recomendable explicar las razones por las que no se debe recibir este obsequio y volver a establecer los límites iniciales, siempre en un ambiente de respeto.

Límites del terapeuta

¿Cuánto puede el terapeuta sobre su vida? Hay escenarios en los que es válida la opción de autorrevelación, sin embargo, lo más conveniente es que el profesional mantenga una escucha activa y ofrezca su punto de vista cuando sea requerido en la sesión o solicitado por el paciente.

La actitud del terapeuta se recomienda sea neutral, balanceada y con observaciones claras sobre los puntos que se han estado abordando en las sesiones.

Un buen terapeuta administra correctamente el contacto físico con los pacientes, así como el contacto visual, ambas pueden convertirse en estrategias clave durante las sesiones.

A menudo, los límites no resultan cómodos, pero siempre son justificados y requeridos cuando se desea que haya un abordaje profesional en cada caso.

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